En la vida, pocas experiencias pueden ser tan desafiantes como transitar una enfermedad. Sin embargo, con el tiempo he aprendido a verla desde una perspectiva diferente: como una maestra que nos guía hacia el autoconocimiento, la transformación y la sanación integral.
Lejos de ser un castigo o una mera coincidencia, la enfermedad debe entenderse como un mensaje del cuerpo. Mis años de experiencia con pacientes en diversas etapas de la vida y con distintas condiciones me han permitido reconocer la estrecha relación entre el bienestar físico y emocional.
A lo largo de mi camino profesional, he explorado las múltiples dimensiones de la salud, comprendiendo que la enfermedad no es simplemente un obstáculo, sino una señal que el cuerpo y el alma nos envían para indicar la necesidad de un cambio.
Mi trabajo no solo se basa en la medicina convencional, sino que también integra disciplinas como la homeopatía, la bioenergética, la meditación y el uso de esencias florales y animales. A través de estas herramientas, he sido testigo de profundas transformaciones en las personas que han aprendido a escuchar y comprender lo que su enfermedad intentaba comunicarles. Cada síntoma y cada dolencia tienen una razón de ser, y comprender su origen nos permite sanar más allá del nivel físico.
No podemos separar lo que sentimos de lo que experimentamos en nuestro cuerpo.
Desde esta visión, la compasión juega un papel fundamental. La naturaleza, los elementos y los seres vivos están en constante interacción con nosotros, y nuestra propia armonía influye en el entorno. Así como un huracán o un terremoto pueden reflejar un desequilibrio global, nuestras emociones y pensamientos afectan nuestro estado de salud.
He aprendido que la enfermedad no debe verse como un enemigo, sino como una aliada que nos ayuda a comprender qué aspectos de nuestra vida nos están enfermando y qué transformaciones debemos realizar.
La clave está en escuchar, aprender y actuar con conciencia, para hacer los cambios necesarios en nuestra vida.
A través de prácticas como la meditación, la gratitud y el amor compasivo, podemos modificar nuestra relación con la enfermedad y encontrar herramientas para nuestro bienestar.
La integración de la medicina convencional con terapias complementarias abre una puerta hacia una salud más holística y humana. En mi experiencia, aquellas personas que logran hacer las paces con su enfermedad y la aceptan como una oportunidad de crecimiento, suelen experimentar una mejoría en su calidad de vida, independientemente del pronóstico clínico.
La vida nos habla de muchas formas, y la salud es una de ellas. En lugar de temer la enfermedad, podemos recibirla con apertura, aprender de ella y utilizarla como un punto de partida para nuestro crecimiento personal.
La sanación no siempre implica la desaparición de la enfermedad, sino la transformación de nuestra relación con ella. En este camino, la compasión, la gratitud y la conexión con nuestra esencia juegan un papel esencial en nuestra transformación y bienestar.
Cada enfermedad nos invita a mirar hacia adentro, a cuestionarnos qué nos está pidiendo el cuerpo y a trabajar en nuestra propia evolución. La verdadera sanación es un viaje de autodescubrimiento, donde la enfermedad es una maestra que nos ayuda a encontrar nuestro equilibrio.
Dr. Santiago Rojas Posada